El mundo necesita paz, pero no una paz basada en el equilibrio de las armas, en el miedo recíproco. "Eso es retroceder setenta años en la historia", dijo Francisco después del Ángelus, dirigiéndose a los jefes de las naciones y de las organizaciones "para que reaccionen ante la tendencia a acentuar la conflictividad y la oposición". Si se quiere, la crisis ucraniana puede ser un desafío para sabios estadistas, capaces de construir en el diálogo un mundo mejor para las nuevas generaciones, afirmó