El cardenal Giuseppe Petrocchi presidió una misa en la que se leyeron los nombres de todos los desaparecidos durante el terremoto de 2009, que destruyó la capital de los Abruzos y las ciudades vecinas: la fe ayudó a "forjar actitudes sociales adecuadas, para apoyar una respuesta reconstructiva eficaz al desafío planteado por el seísmo".