Del Obispo Patrick Neary: Caminamos cada día con las primeras luces de la Pascua

Del Obispo Patrick Neary: Caminamos cada día con las primeras luces de la Pascua

Osbipo Patrick Neary C.S.C.

San Agustín escribió una vez: “La resurrección de Cristo fue la obra suprema y totalmente maravillosa de Dios”. No habla de la creación del universo ni de la Encarnación como la obra más grande de Dios, sino de la resurrección de Cristo. Sin embargo, parece que ninguno de los discípulos lo esperaba. Creen que le robaron el cuerpo. Sin embargo, al entrar en la tumba, Simón Pedro y Juan entran en el lugar del mayor acontecimiento que jamás haya ocurrido en la historia. Curiosamente la servilleta que cubría su rostro está enrollada en un lugar apartado. Los ladrones de tumbas no habrían doblado nada. ¡Él realmente ha resucitado!


Nadie esperaba que la cruz, instrumento de tortura romano, se convirtiera en símbolo de esperanza, de amor y de vida nueva. Ser crucificado, era lo peor que le podía pasar a un ser humano. Sin embargo, en el misterioso plan de Dios, un instrumento de tortura de madera se convierte en el árbol de la vida. Sucedió porque Jesús aceptó lo inaceptable el Viernes Santo. Ante su angustia, duda y miedo, simplemente oró: “Padre, no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Su disposición a aceptar el sufrimiento liberó a la humanidad y la llevó a

la resurrección.


Las constituciones de mi orden religiosa, la Congregación de la Santa Cruz, lo expresan así: “Él nos ha acogido en el misterio y la gracia de esta vida que brota de la muerte. Si nosotros, como él, aceptamos el sufrimiento en nuestro discipulado, nos moveremos sin torpeza entre los que sufren. Debemos ser personas con esperanza para traerla a otros. No hay fracaso que el amor del Señor no pueda revertir, no hay humillación que no pueda cambiar por bendición, no hay ira que no pueda disolver, no hay rutina que no pueda transfigurar. Todo queda devorado por la victoria. No tiene nada más que regalos que ofrecer. Sólo nos queda descubrir cómo también la cruz puede nacer como don”.


El beato Basilio Moreau, fundador de la Santa Cruz, afirmó que la resurrección es para nosotros un acontecimiento cotidiano. La obra suprema y totalmente maravillosa de Dios no ocurrió simplemente en la mañana de Pascua, sino que su poder está obrando en nosotros todos los días. Si podemos ver que cada cruz que llevamos lleva dentro de sí un regalo oculto: la semilla de una nueva vida, entonces también experimentaremos el poder de la resurrección en nuestra vida diaria.


Nuestro mundo cansado, desgarrado por la guerra y solitario necesita la Buena Nueva de esa primera mañana de Pascua. Cuando miramos la prolongada guerra de devastación en Ucrania o vemos la difícil situación de los rehenes y las familias hambrientas en Gaza, a veces podemos olvidar que el Cristo resucitado es el más cercano a aquellos que sufren.


Incluso en nuestro estado, la cruz está presente en los problemas sociales que enfrentamos, especialmente en la legislación propuesta actual sobre el suicidio asistido por un médico, el aborto, la inmigración y la eliminación de la exención religiosa en la Enmienda de Igualdad de Derechos de Minnesota. Nosotros, los obispos de Minnesota, continuamos reuniéndonos anualmente con legisladores en el capitolio estatal para abogar por una legislación que sirva a la dignidad humana y al bien común. Todos nosotros debemos hacer que la luz de la resurrección de Cristo influya en cualquier legislación que tenga el potencial de causar daño a las personas vulnerables de nuestra sociedad. 


No importa los desafíos que enfrentemos en nuestro mundo, en el fondo sabemos que somos un pueblo de Pascua. Cada día debemos ser personas con esperanza que aportar. Porque caminamos cada día bajo la primera luz de Pascua y anhelamos su plenitud.


Suyo en Cristo, Obispo Patrick M. Neary, C.S.C.



Imagen destacada cortesía de OSV News.


The post Del Obispo Patrick Neary: Caminamos cada día con las primeras luces de la Pascua appeared first on The Central Minnesota Catholic.