A partir de 1929, la Biblioteca Vaticana contrató a varias jóvenes que habían terminado sus estudios: era la primera vez que lo hacía el Estado Pontificio. La experiencia fue positiva, pero el proyecto terminó doce años después, durante la guerra. En la actualidad, más del 50% del personal de la Biblioteca Vaticana son mujeres, muchas de las cuales ocupan puestos directivos.