El Patriarca latino de Jerusalén, en su mensaje para la Procesión de Ramos, envía su pensamiento a quienes no podrán participar en las celebraciones de Semana Santa y también a los peregrinos que no podrán estar allí. Una ausencia que no desanima, escribe, porque "no estamos solos y no estamos abandonados, ¡y sobre todo no tenemos miedo!"